Vuelve la Academia Hortofrutícola…

A partir de este punto ya conocemos lo que somos (ver las entradas anteriores: I, II y III sobre el modelo de competencia perfecta). Las empresas hortofrutícolas han de enfrentarse a las consecuencias de estar instalados cerca de la Competencia Perfecta y que sus productos sean considerados Commodities.

Es decir, han de sufrir la falta de poder de negociación frente a los clientes, la intensa competencia de empresas rivales y la fácil sustituibilidad de sus productos.

En consecuencia, la empresa hortofrutícola está abocada a un reducidísimo potencial de beneficios.

De esta manera, a la empresa hortofrutícola le interesa el abandono de la situación de Competencia Perfecta básicamente buscando:

  • Encontrar barreras competitivas a la entrada de competidores.
  • Reducir el número de competidores.
  • Reducir la sustituibilidad de los productos.
  • Reducir el poder de negociación de los clientes.

academia

En la medida en la que las empresas hortofrutícolas consiguen limitar la situación de partida (Competencia Perfecta y Commodities), se produce un gradiente de situaciones competitivas diferentes y específicas para cada empresa.

Según el número de oferentes y el grado de heterogeneidad del producto, se producen las siguientes formas modelización de mercado (ver cuadro siguiente)

Prod. Homogéneo

Prod. Heterogéneo

Muchos

Oferentes

Competencia

Perfecta

Competencia

Monopolística

Pocos

Oferentes

Oligopolio

Puro

Oligopolio

Diferenciado

 

Está claro que la situación de mercado más habitual es aquella en la que existen multitud de oferentes y esto nos lleva a la consabida Competencia Perfecta y también,  a la Competencia Monopolística. Si podemos añadir atributos diferenciales al producto que generen dificultad de sustituibilidad nos encontraríamos en esta última.

Ya habíamos convenido que los productos hortofrutícolas son, dentro de los agrícolas, aquellos que mejor se prestan a los intentos de diferenciación efectiva. Y como veíamos, en la mayoría de los casos, también en el negocio hortofrutícola, el número de oferentes es elevado.

Sin menoscabo de que se producen todas las situaciones competitivas antes enumeradas, definitivamente, la que mejor describe el estado actual del negocio hortofrutícola en los países desarrollados es la denominada: Competencia Monopolística.

La diferencia fundamental en la competencia monopolística, es que el producto de cada vendedor, difiere del producto del resto de vendedores. Esta situación puede llevar (no siempre) a que cada vendedor (o grupos de vendedores) tengan una demanda diferenciada para su producto, generándose, por tanto,  varios precios de equilibrio en el mercado (y no sólo uno, como en la competencia perfecta).

La sensibilidad de cada precio de equilibrio dependerá del grado de sustituibilidad del producto. Cuanto menos sustituible sea el producto, más inelástica será la curva de demanda; y de esta forma, un aumento de precio no genera una disminución acorde en el volumen demandado.

Llevado al extremo, cuando la sustituibilidad es pequeña se genera lo que se conoce como mercado de clientelas. Cuando se crea una diferenciación efectiva del producto en cualquiera de sus aspectos, a los demandantes no les es indiferente comprar el artículo de cualquiera de los oferentes, sino que la demanda se divide en grupos afectos a cada uno de estos productos diferenciados.

Dicho de otro modo, al segmentarse el producto en diversas variedades/tipos, el mercado total se divide en mercados parciales que corresponden a cada una de las clases diversificadas y constituyen una clientela aparte para cada una de las respectivas empresas. Este es el caso completamente opuesto a la competencia perfecta, en que, recordemos, la sustituibilidad era total. Debido a esta reducidísima sustituibilidad del producto, estaríamos más cerca de los efectos de un monopolio.

Competencia Perfecta<->Competencia Monopolística<->Mercado de Clientelas

Este es el gradiente de situaciones competitivas que nos encontramos en el comercio hortofrutícola. Como mencionábamos anteriormente, la Competencia Monopolística es la situación más habitual; y la menos habitual, el Mercado de Clientelas. Esta última, solo se alcanza por ejemplo, en breves periodos de tiempo entre el lanzamiento, en que una exitosa variedad nueva conquista un mercado, y la aparición de imitaciones válidas.