Hubo un tiempo en que el mercado británico era el más apreciado. Las exigencias de calidad y servicio eran muy superiores a las de cualquier otro mercado europeo, pero si tu empresa conseguía proveerlas el éxito estaba asegurado. Había un Premium de precio y además un volumen extraordinario. El mejor de los mundos posibles: “margen y rotación”. Algo realmente inaudito en la historia del comercio hortofrutícola y otra excepcionalidad británica alimentada por una poderosa libra esterlina.

Desde estos lejanos años de la década de los 90, muchas cosas han cambiado en este mercado. Llegó el Category Management y se generalizó el sistema de “tenders”(contratos de oferta) con volúmenes y precios fijados. La nueva moda de “siempre precios bajos”(Everyday Low Price – EDLP) establecido por Walmart, principalmente para “alimentación seca”, se convierte en modelo a seguir y llega a los frescos.low-prices-every-day

Esta estrategia de precios seduce a los consumidores pues no tienen que comparar, ni ir a la búsqueda continua de la ganga o la oferta.

Los Service Suppliers de los Retailers presentaban el sistema de contratos fijos (volumen y precio) a los productores, en aquellos años, como una colección de ventajas que iban a garantizar el futuro y el crecimiento. Los productores tendrían un horizonte de estabilidad, podrían planificar las producciones y las inversiones, pues contaban con un volumen acordado. Las inversiones serían sobre productos estandarizados y por tanto, podrían beneficiarse de economías de escala. En definitiva, un nuevo paso en el circulo virtuoso de “margen y rotación”, ahora complementado por estabilidad y garantías en el tiempo.

Por supuesto, muchas empresas entraron en esta dinámica. ¡Cómo no hacerlo! Aunque algunos olvidaron un pequeño detalle. Tan “sólo” había que gestionar dos volatilidades la productiva y la de la divisa.

Las variaciones productivas en los hortofrutícolas son enormes a pesar de los avances varietales y de los nuevos métodos de producción de cultivos. Se producen variaciones naturales (relacionadas con las condiciones de cultivo y clima) de más del 100% de una semana a otra, y es no posible guardar en los excesos de producción para vender en los déficits (por la perecibilidad de los productos). Se producen, también, variabilidades naturales en los calibres y calidades a lo largo de la campaña.

Las especificaciones de los contratos establecían claramente las calidades, calibres y servicio esperado. Así que para poder cumplir, según lo esperado, las empresas sobre-programaban, se plantaban ciclos intermedios (ineficientes) para garantizar el volumen y apostaban por variedades menos productivas pero orientadas al perfil de las especificaciones.

¿Cuál era la lógica del productor? Hay margen, así que vamos a darle a nuestro cliente lo que quiere y así tendremos futuro. Incluso perdiendo margen, como me da volumen puedo beneficiarme de las economías de escala.

El último capítulo de esta historia se está escribiendo ahora y ha sido la comidilla de la última edición de Fruit Attraction. La caída de la cotización de la libra ha volatilizado más de un 15% de margen. Algunos contratos está firmados y otros por firmarse. ¿Alguien tiene un 15% de margen actualmente para compensar la caída de la libra? Huelga decir que nadie.

Pero digo que es el último capítulo, porque a lo largo de todos estos años la erosión del margen ha sido enorme. Los contratos cada vez venían a precios más bajos mientras se aumentaban las exigencias y se incrementaba la complejidad y coste de las entregas.

Las empresas que trabajan para el Reino Unido han tenido que afrontar la situación: “Tenemos un cliente que exige mucho y paga poco. Tengo la compensación del volumen pero en muchos otros mercados obtengo mejores resultados.”dislike

Hoy, el cambio de la divisa (-15%) y las turbulencias presentes y futuras del BREXIT unidas a un gran volumen (en este caso, ya son des-economías de escala), garantizan la ruina de la empresa hortofrutícola que firme los contratos.

Si pierdes en cada envío y además tienes que enviar mucho, vas a perder una fortuna que no vas a poder compensar con el resto de mercados/clientes.

Algún compañero me preguntaba en la feria… entonces qué opción nos queda: “No firmar, significa perder el 50% de nuestra facturación”.

Mi respuesta: “no firmar hace que tu empresa sea la mitad de tamaño pero aún tendrás una empresa la campaña que viene.”