La Universidad de Cartagena celebró la segunda edición de su Campus Cátedra con la intención de seguir acercando la Universidad a la empresa y viceversa. Su nutrida Red de Cátedras incluye a muchas de las empresas relevantes de Murcia y también de fuera de la región.

Allí estábamos los ponentes de las distintas intervenciones con la esperanza de conseguir ilusionar con nuestra charla a los verdaderos protagonistas, los universitarios. Aunque la mayoría sabíamos que no éramos sino teloneros del famoso Chema Alonso (Chief Data Officer de Telefónica) que, finalmente, no pudo estar presencialmente y se conectó por videoconferencia.

Mi intervención estuvo centrada en la constatación de que el futuro de la Agricultura es sinónimo del futuro de la humanidad.

Los que vivimos en el mundo desarrollado (especialmente en Europa) nos cuesta entender que las condiciones básicas de la vida, en las que se asientan nuestras sociedades, no están garantizadas. Y esto es así porque se estima que la población mundial aumentará en un hasta los 9.000 millones de aquí al 2050. Y para hacer frente a este espectacular aumento de la población necesitaremos doblar la producción de alimentos.

Los gobiernos del mundo están apostando, una vez más, (como en la revolución verde) por las soluciones biotecnológicas para elevar la producción; pero por si acaso, otras muchas cosas están sucediendo: Acaparamiento de tierras de cultivo, control de inputs agrícolas esenciales (fertilizantes, semillas, etc.), creación de fondos de inversión multimillonarios para el negocio agrícola…

La buena noticia es, que la inventiva humana es maravillosa y el avance en genómica y biotecnología es tan promisorio que podría volver a solucionar el problema.

Especialmente relevante la tecnología de edición génica CRISPR/Cas9 de la que ya he escrito ampliamente en este blog (artículo). La tecnología CRISPR/Cas9 abre una nueva era de la ingeniería genética en la que se puede editar, corregir, alterar, el genoma de cualquier célula de una manera fácil, rápida, barata y, sobre todo, altamente precisa.

Y es una tecnología, que no crea los llamados, actualmente, Organismos Genéticamente Modificados (OGMs) porque no usa genes de otras especies sino que, simplemente, consigue cambiar los genes de cualquier elemento vivo con el propio mapa de genes de su especie. Básicamente, cualquier cosa posible dentro de los límites de la especie puede ser reproducida.

Todos los centros de investigación del mundo se han puesto a la tarea y, algunos, antes de que incluso fuera completamente legal hacerlo (Ya se sabe… “ausencia de regulación”). Como ejemplo, ver en el siguiente enlace unos de los primeros ejemplos de “productos agrícolas CRISPR/Cas9”; un champiñón que ha solucionado el principal problema de postcosecha y conservación, el pardeamiento. De una tacada, ¡solucionado el principal problema de desperdicio del champiñón! Como estimación… un 20% de champiñones que no se tirarán a la basura (eso sí, sólo en los EUUU; por ahora…).

Esta es la “Revolución del Software Verde”. Si los alimentos son programables en base a su código genético, nuestro negocio cambiará radicalmente y se asemejará mucho más a los negocios de tecnología. Aparecerán opciones “Android” versus opciones “IOS” y las grandes programadoras de alimentos (los “Google” y los “Apple” alimentarios) tendrán mucho que decir a lo largo de toda la cadena de valor del negocio.

Esta es la clase de excitación sobre el futuro que quería trasmitir a los universitarios presentes allí. La gran aventura de la humanidad, la supervivencia de la especie y del planeta es, hoy más que nunca, una Aventura Agrícola.