La Agricultura Urbana o Periurbana siempre ha existido. Aprovechando la cercanía a las grandes zonas metropolitanas, los proyectos de agricultores individuales, en áreas donde no eran engullidos por el crecimiento urbanístico, han prosperado basándose en productos regionales, de temporada o de alta perecibilidad.

En muchas ciudades y municipalidades europeas, existe la tradición de las tierras comunales que son alquiladas (en pequeñas parcelas) por el municipio a ciudadanos que cultivan la tierra en sus ratos libres como hobby o como una manera de conectar con la naturaleza.

En muchos de estos países, la regulación existente impide comerciar con los productos procedentes de las tierras comunales ya que se entiende, que estos productos, son para el autoconsumo. También lo impide la pequeñísima dimensión de las parcelas alquiladas por ciudadano (por cierto, a un precio bajísimo).

Entonces si la agricultura urbana ya existía, habrá que preguntarse por el motivo de toda esta efervescencia de noticias y proyectos sobre el tema.Urban farming

Entiendo que, la efervescencia, está relacionada con la fuerte concienciación hacia el consumo de los productos locales por parte de los consumidores. Y se está expresando de formas muy diferentes e incluso peculiares.

Básicamente hay actualmente dos tendencias que parecen ser radicalmente distintas. Por un lado, estaría lo que podríamos llamar como,  la Agricultura Urbana Ultra-Tecnológica y por otro lado, la Agricultura Local Híper-Ideologizada.

Por el lado de la Agricultura Urbana Ultra-Tecnológica, no paramos de ver noticias sobre proyectos futuristas de agricultura vertical (sobre paredes de edificios), agricultura arquitectural (con las plantaciones agrícolas integradas en los proyectos de grandes edificios y rascacielos), plantaciones en terrazas reconvertidas de edificios existentes (roof-top agriculture), agricultura flotante (invernaderos flotantes sobre lagos y áreas marinas de ciudades) y un largo etcétera que nos deja con la boca abierta de perplejidad. Más aun cuando nos enteramos, que hay numerosas compañías start –up (sobre todo en EEUU) que además, están financieramente bien respaldadas por fondos de capital riesgo.

En el otro lado, tenemos a la Agricultura Local Híper-Ideologizada. Podemos marcar su inicio en los años 70, con la ocupación de parcelas urbanas (donde antes había un edificio) por parte de colectivos vecinales para crear los huertos urbanos de gestión colectiva (algunos, todavía existentes, en Nueva York, son conmovedoramente hippies e idealistas).

A estas iniciativas le han seguido una legión de descontentos con la vida urbana, que ha buscado una vuelta a la “pureza de la vida natural” en la agricultura. Son individuos (y familias) que están abandonando un estilo de vida moderno, y que están nutriendo un reasentamiento de gentes en el ámbito rural (tendencia muy fuerte, también, en los EEUU) pero que también, se asientan en las zonas periurbanas de las grandes ciudades. De hecho, ya hay iniciativas legislativas respaldadas por las autoridades públicas (de todos los colores políticos. En EEUU, claro) que están respaldando la recuperación de terrenos de titularidad pública para su uso agrícola.

También es de destacar la Agricultura Respaldada por la Comunidad Local (Community Supported Agriculture). Donde grupos concienciados y activistas, se organizan en una especie de cooperativas de consumo que apoyan a los agricultores de su elección económicamente con la intención de consumir sus productos.

Por último, la tendencia, también, ideologizante del «Cultívalo tú Mismo» (Grow it Yourself) ha llegado hasta a la misma Casa Blanca Norteamericana. La señora Obama, con gran despliegue mediático, nos enseñó el huerto de verduras que mantiene (¿seguro que lo cultiva ella?) en el patio de atrás de su residencia oficial, como una de sus actividades más destacadas de su lucha por la alimentación saludable y contra la obesidad.

Y lo que nos quedará que ver … 🙂