Los productos hortofrutícolas en fresco son posiblemente los más difíciles de adaptar a Internet para su uso como canal de comercialización. La realidad habla por si sola. En cambio, hay dos líneas (o estilos) que se han abierto paso.

internetPor un lado, el de estos cultivadores/productores visionarios que tienen un producto excepcionalmente diferente y casi imposible de conseguir en los canales de comercialización normales.

El éxito de esta estrategia esta normalmente apoyada por cierto nivel de gasto en comunicación en otros medios diferentes a internet y también por un adecuando posicionamiento (en los buscadores, no me refiero al posicionamiento de marketing) y referenciación en Internet. Es decir, modelo: con producto de alto valor, bien diferenciado, poco habitual, volúmenes modestos y en el que el coste de la logística de distribución (debido al alto valor relativo del producto) no tiene un gran impacto.

La otra línea de actuación es la de los grandes minoristas modernos, las cadenas de supermercados. Durante la burbuja tecnológica muchos de estas cadenas abrieron páginas web para gestionar pedidos y distribución directa a la casa de los consumidores. Es ahora cuando, las que han aguantado las vacas flacas, empiezan a ver signos de rentabilidad (aunque sólo en algunos mercados). Y claro, dentro de los productos a distribuir están los productos hortofrutícolas; pero el modelo es totalmente diferente: producto de bajo valor añadido, producto poco diferenciado (alta estandarización), muy habitual en las estanterías, y en el que el coste de la logística de distribución viene minorado por el volumen global de negocio (ejemplo: los plátanos, mejor dicho las bananas).

Antes de pensarnos un negociete en el Internet, ¿Dónde estamos nosotros?

Los productos hortofrutícolas en fresco son posiblemente los más difíciles de adaptar a Internet para su uso como canal de comercialización. La realidad habla por si sola. En cambio, hay dos líneas (o estilos) que se han abierto paso.

internetPor un lado, el de estos cultivadores/productores visionarios que tienen un producto excepcionalmente diferente y casi imposible de conseguir en los canales de comercialización normales.

El éxito de esta estrategia esta normalmente apoyada por cierto nivel de gasto en comunicación en otros medios diferentes a internet y también por un adecuando posicionamiento (en los buscadores, no me refiero al posicionamiento de marketing) y referenciación en Internet. Es decir, modelo: con producto de alto valor, bien diferenciado, poco habitual, volúmenes modestos y en el que el coste de la logística de distribución (debido al alto valor relativo del producto) no tiene un gran impacto.

La otra línea de actuación es la de los grandes minoristas modernos, las cadenas de supermercados. Durante la burbuja tecnológica muchos de estas cadenas abrieron páginas web para gestionar pedidos y distribución directa a la casa de los consumidores. Es ahora cuando, las que han aguantado las vacas flacas, empiezan a ver signos de rentabilidad (aunque sólo en algunos mercados). Y claro, dentro de los productos a distribuir están los productos hortofrutícolas; pero el modelo es totalmente diferente: producto de bajo valor añadido, producto poco diferenciado (alta estandarización), muy habitual en las estanterías, y en el que el coste de la logística de distribución viene minorado por el volumen global de negocio (ejemplo: los plátanos, mejor dicho las bananas).

Antes de pensarnos un negociete en el Internet, ¿Dónde estamos nosotros?