En un reciente artículo (La Diferencia entre Experiencia y Conocimiento en el mundo agrícola) os comentaba las bondades de la experiencia profesional en el sentido de que mediante la imitación conseguimos repetir los patrones de comportamiento de aquello que funciona.

Y os comentaba cómo, en un sector con tantas especificidades como el agrícola, este acervo profesional compartido, genera un valor intrínseco en sí mismo.

Este acervo común solidifica el negocio alrededor de prácticas y comportamientos que funcionan y que desafían habitualmente esas enseñanzas teóricas de microeconomía y econometría que algunos hemos estudiado profusamente para después necesitar descartar en nuestro ejercicio profesional.

Para los que venimos del mundo agrícola y hemos tenido la oportunidad de ir a la universidad esta paradoja ha sido dolorosa.

Llegué a la universidad pensando que nuestro sector era muy primario y que, desafortunadamente, estaba integrado mayoritariamente por gente sin preparación ni estudios y que, esta, era una de las claves que lastraba el sector.

Tras muchos años de estudios (no he sido un estudiante modelo) tocó poner en práctica todo lo que había estudiado y aprendido. Y muy pronto me di cuenta que mi titulitis no me iba a servir de mucho. Mas me valía empezar a fijarme mucho en lo que hacían las personas a mi alrededor por muy cazurras que me parecieran.

Esta epifanía supongo que es como ese momento en la vida en la que descubres que tu abuela tenía razón en casi todo. Ese poso de sabiduría popular que nuestros mayores acumulan por trasferencia oral y vivencias propias que desdeñamos alegremente los jóvenes por que somos «los más listos»… y tú qué sabrás que eres un carcamal.

Afortunadamente, la tontuna juvenil nos dura poco y está bien estudiado un efecto de rebaño (Herding effect) en la que nuestros genes o nuestro cableado mental (de individuos sociales y gregarios) nos empujan a comportamientos por imitación. Y claro, imitamos a los que van quedando vivos (física y/o profesionalmente) y por lo tanto, adquirimos costumbres y prácticas de los supervivientes.

Pues hasta aquí la parte buena ya que este efecto herding también tiene un reverso tenebroso. Esto es algo que también apuntaba en el artículo anterior y es de lo que los filósofos Kierkegaard y Nietzsche nos advierten en relación a la multitud/la masa (Kierkegaard) o la moralidad y el instinto de la manada (Nietzsche).

Permitidme que empiece ilustrándolo con una de las muchas “frases matadoras” del economista Thomas Sowell

“Much of the social history of the Western World, over the past three decades, has been a history of replacing what worked with what sounded good”

En traducción libre: “La mayoría de la historia social de la civilización occidental en las últimas 3 décadas es sustituir lo que funciona por aquello que suena bien”.

Este es un tema que me preocupa profundamente. Me dedico profesionalmente a facilitar el cambio y buscar constantemente elementos de avance y mejora en el negocio pero soy extremadamente consciente de que la primera fuente de información válida son las prácticas exitosas ya establecidas en el sector.

Utilizando otra frase de ese acervo profesional que compartimos: “en este negocio los experimentos se hacen con gaseosa”. Es decir, ni se te ocurra cambiar nada hasta que no sepas qué estás haciendo y haber evaluado las consecuencias de primer, segundo y tercer orden.

Volviendo a la frase de Thomas Sowell, un conocido del negocio define este vicio de cambiar cosas que funcionan por otras que “suenan bien” como la estrategia SRTM (Sounds Right To Me). Un concepto que si lo buscáis en el internet es repetido en multitud de Memes.

Y es un riesgo que se ha convertido en casi omnipresente. Da igual si hablamos sostenibilidad, producto, empaquetado y cualquier otro tema importante de nuestro negocio. Hay últimamente una profusión de ideas SRTM que no nos da tiempo a refutar. Algunas se ponen en marcha y se produce una cascada de imitaciones que destruyen valor.

Muchas de estas ideas son ampliamente celebradas y jaleadas desde posiciones de poder e influencia. Nos las encontramos en la prensa, en declaraciones grandilocuentes de políticos, en políticas europeas, en debates sectoriales e incluso, nosotros, los profesionales del sector nos dejamos deslumbrar por la belleza de las “ideas bonitas”.

Este no es un alegato contra el cambio. Ni mucho menos. Este sector es puro cambio y necesita el cambio como elemento de avance permanente. Este sector es increíblemente dinámico y el cambio es parte inherente a esta cultura sectorial.

El punto de este artículo es que a la lógica de la dinámica de la sociedad que impone cambios (Top-Down: De arriba hacia abajo) es necesario un pilotaje de cambio experimentativo (Down to Top: De abajo hacia arriba) que permita arbitrar la consecución de objetivos posibles sin destruir valor o poniendo en riesgo todo un sector.

Y recordad la máxima del sector: “los experimentos se hacen con gaseosa”.