Como se puede ver en mi Blog (ver vídeo destacado), soy un admirador de Dan Ariely y su campo de actividad, la economía conductual (también conocidas como: behavioral economics o psicoeconomía); y sobre todo, de Daniel Kahneman (Thinking, Fast and Slow).

Todo estudio de la economía (excepto algunas ramas completamente empíricas) se basa sobre una teoría del comportamiento (agregado) de las personas. En el pasado, se ha supuesto que este comportamiento era eminentemente racional; y esto es, precisamente, lo que vienen a desmontar los dos autores anteriores.

Una decisión supuestamente racional, que tomamos los agricultores cada año, es decidir qué superficie vamos a plantar de cada producto. Si en la entrada anterior ponía de manifiesto cómo cambian los precios en función de la variación de los rendimientos, en este caso, quiero traer a este ámbito las variaciones de la producción (y por tanto, de los precios) producidas por la variación en la superficie plantada.

Cobweb_theory

Fuente: De Rinconsoleao de Wikipedia en inglés, CC BY-SA 3.0

Una de las primeras teorías que abordaron el tema, fue el famoso Teorema de la Telaraña; analizado por primera vez por Ezekiel en 1938 (The Cobweb Theorem. Quarterly Journal of Economics. Volo.53 –pp.255-280- ).

El Teorema de la Telaraña se basa en la hipótesis de que el agricultor planifica su producción en función del precio del año anterior.

Es decir, que si los precios han sido buenos en el año anterior, al siguiente, muchos agricultores se sentirán atraídos; lo cual, hundirá los precios. Y al año siguiente, debido a los malos precios (por exceso de producción), muchos abandonarán, provocando una subida de precios generalizada.

¿A que les suena?

Es evidente que no todos los agricultores (ni todas las empresas) siguen esta dinámica pero, aún son los suficientes para provocar la repetición de un ciclo de precios (en condiciones de estabilidad de rendimientos).

Lo que trato de decir, es, que decidir la superficie basándonos en los precios de la campaña anterior no es nada racional (más bien al contrario, pues se crean expectativas irracionales).

Para tomar una decisión racional, se ha de tener en cuenta información mercado, producciones de otros orígenes, capacidad de venta, contratos establecidos, restricciones de mercado, cultivos sustitutivos y un largo etcétera.

Toda esta información no suele estar disponible para los agricultores. Son las organizaciones comerciales (cooperativas y otras) las que pueden integrar este conocimiento y diseñar un plan de plantación coherente basado en expectativas racionales.

Como comentaba en otros artículos, la formación de precios es un tema complejo que está definido por múltiples factores y muchos de ellos fuera del alcance de los productores. Por este motivo, me interesan tanto aquellos otros factores en los que podemos tener influencia.

Aunque para que, en este factor en concreto, tengamos capacidad de influencia, la mayoría de agricultores deberían estar adscritos a organizaciones que planifiquen la producción.

Evitemos el: “a río revuelto, ganancia de pescadores”.  Asóciense a organizaciones que dispongan de herramientas de disciplina de planificación de cultivos. Nos irá mejor a todos.