Aunque el personaje es de creación relativamente reciente (1957), el Grinch se ha convertido en un símbolo de la Navidad. Este personaje hace referencia al consumismo predominante en estas fechas, al individualismo y al egoísmo de ciertas personas. El personaje ha trascendido a la Navidad y alguien considerado un Grinch, es uno cuya negatividad y acciones arruina todo lo que tiene a su alrededor.

En esto pensaba yo mientras hacía balance para esta carta abierta al sector que suelo escribir por Navidad todos los años. Está siendo una campaña dura y el sector ha identificado a sus Grinch particulares. Las campañas de protestas de los agricultores se extienden por Europa. Las hemos podido ver en Francia, Holanda, Alemania y por supuesto en España.

Yo ya tengo edad para recordar numerosas crisis de nuestro sector en las últimas décadas. Y no sólo tengo edad para recordarlas, si no que, también, me ha tocado vivirlas como profesional y/o agricultor en primera persona. En cada una de ellas, he sentido que se terminaba una época y además, me ha tocado acompañar (en sentimiento pero con un hombro siempre disponible) a muchos que dejaban la actividad por no poder adaptarse al signo de los tiempos.

Es doloroso ver familias que no les llega. Es inevitable sentir el vértigo de los cambios en el sector. Y siempre me pregunto qué más podemos y debemos hacer. Las recetas típicas ya nos las sabemos de carrerilla: concentración, competitividad, inversión, etc. Aunque las soluciones ni son sencillas, ni son obvias.

De hecho, creo que este sentimiento de abatimiento (el/los Grinch nos han robado la Navidad) en el sector, aparte de los márgenes, tiene que ver con la constatación de que la preponderancia de la importancia, a nivel social y política, de la agricultura en Europa, ha desaparecido. Hasta ahora, la mayor parte de los fondos de la UE (a través de la PAC) han estado destinados a conseguir los objetivos de alimentos sanos, abundantes y baratos; a la vez que al mantenimiento de la renta agraria.

Pues bien, el nuevo Pacto Verde europeo que se ha presentado recientemente por la Comisión Europea va a ser el nuevo eje de su actuación durante el mandato de cinco años que comenzó el pasado día 1 de diciembre. Por si necesitábamos más pistas el vicepresidente primero de la nueva Comisión Europea, el holandés Frans Timmermans, ha dicho, hace unos días, ante la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, que la PAC debe estar al servicio de ese Pacto Verde Europeo.

Este hecho, es una constatación de los profundos cambios que se viven en nuestras sociedades. E, inevitablemente, van a acelerar muchas de las transformaciones en las que ya estamos inmersos como sector. Me preocupa que la celeridad con la que se quieren acometer esos cambios dejen en la cuneta a muchos sin solución de continuidad.

Nos va a tocar demostrar a la sociedad y a los consumidores que tenemos sistemas y explotaciones medioambientalmente sostenibles y además, aprender a utilizar este reclamo (entre otros) para orientar su preferencia de compra y valorizar nuestros productos. No parece haber otro camino.

Recuperando la historia del Grinch, en la que al final encuentra su redención consiguiendo volver a hacer latir su corazón y dejando atrás la desazón y la amargura; mi deseo es que, esta, sea también la resolución de nuestra historia colectiva agraria. Que podamos subirnos a esta «necesidad» de los consumidores (sociedad) y hacerla «virtud» para que nos dé estabilidad y futuro. Nosotros lo tenemos más fácil que el Grinch, ya que un agricultor nunca pierde la esperanza.